2019/2018 INTERFASE PRODUCTIVA - Infraestructuras Hidráulicas


Interfase Productiva
Teoría y técnica de la acción desde una lógica proyectual sistémica vinculada a la generación de infraestructuras en espacios intermedios difusos a partir del desplazamiento de las capacidades originales que las constituyen.

Imagen del trabajo




Epígrafe de la imagen de programa
Planta y Corte. Hoover Dam. Clark County, Nevada/ Mohave County, Arizona, U.S.

Imágenes de catálogos



Epígrafe de las imágenes de catálogo
Construcción 1931. Hoover Dam. Clark County, Nevada/ Mohave County, Arizona, U.S.

La teoría de sistemas toma como punto de partida un principio de diferenciación: el sistema no es simplemente una unidad, sino una diferencia. La dificultad de esta disposición teórica estriba en poder imaginar la unidad de dicha diferencia. Para poder ubicarlo un sistema (unidad) necesita ser distinguido. Por tanto, se trata de una paradoja: el sistema logra producir su propia unidad en la medida en que lleva a efecto una diferencia. Niklas Luhmann. Introducción a la teoría de sistemas.
Introducción
La presente investigación está motivada, no solo por la búsqueda de un conocimiento nuevo, sino también y esencialmente, por la inminente necesidad de desarrollar una metodología aplicable en procesos temporales (transitorios) complejos, utilizados en diferentes campos de trabajo vinculados a las disciplinas proyectuales, fundamentalmente arquitectónicas y urbanas.
Dado la escasa producción en los últimos años de teorías afines a las prácticas proyectuales que han caracterizado a la disciplina desde sus orígenes, y entendiendo que esta materia constituye uno de los puntos centrales sobre los cuales enfocar tanto la actividad académica como la práctica misma de la arquitectura en nuestros contextos, y partiendo del presupuesto de que esto constituye un riesgo irreversible, está investigación busca cuestionarse por la posibilidad de existencia de estrategias proyectuales arquitectónicas y urbanas tendientes a generar nuevas instancias en los procesos de producción contemporáneos mediante la implementación de técnicas proyectuales conscientes de las variables con las que opera, en un medio donde el mundo del diseño, en los ámbitos de formación y sobretodo en los mercados dominantes de difusión de productos creativos, ha instalado la idea de que el puro talento puede sustituir a la formación. Prescindir de la rutina, proponer siempre lo nuevo, producir estímulos distintos a cada instante implica, en muchos casos, no atender la posibilidad de atravesar la experiencia como mecanismo de creación productiva o interfase creativa, evitando la práctica como atributo cuantitativo productor de técnica y cualidad.
En este contexto, Interfase Productiva se pregunta cómo construir un sistema de relaciones maleable, elástico aunque riguroso,  a partir de reconocer ciertas capacidades materiales constituidas en diferentes construcciones convencionales que conforman los agenciamientos arquitectónicos y urbanos, bajo la hipótesis de que, en sus incumbencias y más allá de ellas, se producen desplazamientos creativos complejos, que, mediante el desarrollo de ciertas técnicas específicas, los procesos por los cuales esos corrimientos se cristalizan o devienen en estados de potencia diferenciados de sus estadios originales, pueden ser conducidos por, y a partir de una lógica proyectual que se constituya en el mismo proceso de producción que lo produce.
Interfase Productiva explora, a través del proyecto y sus técnicas, como ciertas organizaciones materiales mundanas, en su formación convencional, desarrollan capacidades para las que no habían sido creadas, entendiendo que detrás de esas convenciones radican muchos de los conflictos y problemas que luego se evidencian o se materializan en el espacio urbano/arquitectónico, procurando mediante una práctica metodizada generar nuevos sistemas de organización a través del desplazamiento de las variables que constituyen esas capacidades.
En este contexto, se estudian construcciones convencionales, que a su vez son parte de otras estructuras que las engloban pero que las definen en su convencionalidad, infraestructuras típicas pero genéricas, que operan en diferentes escalas simultaneas, ya que es interés demostrar que los efectos se producen en perfecta correspondencia temporal, tanto en espacios públicos y ecuménicos como en espacios íntimos y minúsculos. En definitiva, construcciones condescendientes, más o menos complejas, que han sido creadas para unos fines específicos, pero que en su evolución y/o involución han tenido que mutar respecto de su especificidad original para responder a otras demandas para las cuales no habían sido creadas. Estos desplazamientos, generalmente no previstos, pueden ser descifrados como estados de potencia a ser evaluados según el entorno en el que operan y más allá de este también, ya que en su anatomía radica una sistemática que establece múltiples capacidades que pueden o no mutar, dado que su trasgresión no está únicamente vinculada a su perfección interna y particular, sino que depende, en mayor o menor medida, de un entorno que no es fijo, que lo condiciona, por lo tanto cambia al mismo tiempo que demanda una nueva organización, tanto a nivel de los componentes que los constituyen, como en la relación que establece con el medio exterior.
Con este tenor, Interfase Productiva construye problemas entre infraestructura y territorio, entre infraestructuras y las estructuras que la constituyen, y entre el territorio y sus componentes. Opera más allá de la ruralidad del territorio o de la capacidad de urbanización de una infraestructura en espacios intermedios no consolidados, fundamentalmente difusos, donde la arquitectura no tiene presencia y donde lo urbano se disipa, o no está lo suficientemente ausente como para no tener que ocuparse de producir ciertos ajustes, entendiendo que estos lugares, comunes en todas las centros urbanos y principalmente en las periferias de las grandes ciudades, adquieren ciertas características especiales que los hacen diferentes a la vez que se homogenizan.
Desde lo metodológico el trabajo opera en una reducción, entendiendo que el mundo entrega más complejidad de la que los sistemas en forma independiente pueden procesar, por lo cual todo sistema debe aceptar un estado que se actualiza virtualmente, dependiendo del medio en el que actúa. Este posicionamiento implica la redefinición, para las prácticas proyectuales, de un rol disciplinar comprometido que las distinga tanto de la dicotomía entre proyectos que construyen sentido bajo procesos aleatorios de la forma, versus proyectos apriorísticos, basados en la generación de una idea como eje conductor del proceso; como de la mera experimentación espacial-material descontextualizada versus aquellos abocados al análisis de lo existente.
El trabajo se plantea, en este sentido, la necesidad de construir organizaciones materiales bajo la forma de sistema, entendiendo que la operación básica sobre la que se constituye dicho sistema es la acción. Siendo la acción una propiedad emergente que se encuentra oculta en los elementos y componentes que conforman al sistema en su estado original, ya que está inscripta en su realidad. Estas organizaciones antes de sus desplazamientos, ya están integradas bajo la forma de ciertos símbolos normalizados, por lo tanto, un prototipo no será posible si previamente no está integrado bajo la forma de sistema.

Marco Intermedio

La cuestión de qué tipo de ciudad queremos no puede estar divorciada de la que plantea qué tipo de lazos sociales, de relaciones con la naturaleza, de estilos de vida, de tecnologías y de valores estéticos deseamos. El derecho a la ciudad es mucho más que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos: se trata del derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad. Es, además, un derecho común antes que individual, ya que esta transformación depende inevitablemente del ejercicio de un poder colectivo para remodelar los procesos de urbanización. El derecho a la ciudad. Pág. 23 – David Harvey. Ciudades Rebeldes, del derecho de la ciudad a la revolución urbana.
Dado que la construcción y la evolución del territorio, se producen desde el sutil y violento intercambio de intereses y necesidades de todos sus actores/actantes[1], que el territorio es una compleja red de regulaciones, modos, materias diversas, usos y costumbres, en donde conviven, en distinto grado de conflicto, la planificación publica, los intereses comerciales privados, los diferentes asentamientos humanos y las organizaciones de hecho, y que en muchos centros urbanos la hiperdensidad de uso del espacio público y privado provocan conflictos culturales, sociales, económicos, ambientales y políticos; es interés de esta investigación, establecer una teoría proyectual material operativa que se vincule al estudio de diferentes agenciamientos y ensamblajes arquitectónicos/urbanos, a través de investigar diferentes infraestructuras urbanas, es decir aquellas construcciones hechas por el hombre destinadas a servir de soporte para el desarrollo de otras acciones y funcionamientos que no necesariamente se corresponden con las demandas sociales de las mayorías y mucho menos con el cuidado del medio ambiente. En este sentido intuimos que el estudio proyectual de estas infraestructuras, entendiéndolas como sistemas holísticos materiales compuestos y complejos, más allá de su ingenuidad original o su simpleza, nos permitirá, a través de ciertos trabajos, procesos y procedimientos determinados, poder desplazar sus capacidades originales en función de una nueva organización material distributiva que devenga en condiciones equivalentes entre lógicas diferenciadas de utilización y construcción del espacio urbano. Una proto-arquitectura que utiliza la potencia de lo que está y que al desplazarla de sus relaciones naturales construye un nuevo tipo de orden, generando condiciones para el desarrollo de demandas y acciones no contempladas por el sistema y por la propia infraestructura, entendiendo que esta arquitectura deberá construir una capacidad estética y operativa en conexión con nuevos sistemas de relaciones que se vinculen a los diferentes procesos de expulsión a los que está sometido el territorio pos-capitalista, indagando y entendiendo nuevos tipos de demandas, que según Saskia Sassen, adquieren forma modificando la relación entre Estado e individuo, en un marco donde la lógica imperial que organiza la economía política global es indiferente a ciertas dinámicas sociales emergentes que necesariamente construyen nuevas formas de lo político.

Definiciones

Únicamente por medio de una estructuración limitante un sistema adquiere la suficiente dirección interna que hace posible la proliferación. Así, una estructura es la limitación de las relaciones posibles en el sistema, pero no es el factor productor, no es el origen de la determinación del estado siguiente del sistema a partir de la limitación anterior a la que llego la operación.
La unidad real mínima no es la idea, la palabra o el concepto, ni tampoco el significante: es el agenciamiento[2]. El arquitecto/urbanista inventa agenciamientos a partir de agenciamientos que le han inventado, hace que una multiplicidad pase a formar parte de otra, pero lo complejo es hacer conspirar todos los elementos de un conjunto heterogéneo, hacerlos funcionar juntos. Las estructuras están ligadas a condiciones de homogeneidad, los agenciamientos no. Estar entre medio, en el medio, en la línea de encuentro de un mundo interior con un mundo exterior es agenciar.
Tanto la arquitectura como el urbanismo, y la correspondencia que entre ellos se establece, están conformados por tramas superpuestas de relaciones y sustancias complejas entre materias, componentes, medios y campos muy diversos. A su vez cada una de estas nociones, internamente, despliegan otras series específicas de relaciones constituidas por múltiples elementos que tienen que responder a una gran complejidad de requerimientos como, códigos, normativas, regulaciones, habitabilidades, secuencias funcionales, morfologías, resoluciones programáticas, soluciones técnicas, economías constructivas, orientaciones y distribuciones espaciales con sus distintos componentes: escala, proporción, distancia, dimensión, peso, materia, textura, sonido, ritmos y color. A su vez podemos pensar que la arquitectura es un sistema abierto conformado por multiplicidades de variables que en muchos casos exceden el orden disciplinar provocando cambios relevantes en el contexto físico, social, político, económico y cultural; y al mismo tiempo podemos decir que el urbanismo es un sistema de regulaciones, normas y leyes, tanto de derecho como, de hecho, que opera de forma simultánea en escalas diversas condicionando y determinando el propio espacio y la arquitectura. La capacidad de actualización y la eficiencia de las mismas está dado por la consistencia de las operaciones realizadas en el tiempo de producción, por lo cual es de fundamental importancia comprender que la relación entre los componentes, las formas en que interactúan, las conexiones con el contexto, la disposición y organización material dependientes de los distintos requerimientos y la relevancia de las tramas, genealogías y sistemas que interactúan entre los diferentes estratos son los que conforman el espacio urbano. El medio que ocupa la relación es un lugar de privilegio, de transformación y diferenciación, creador de inteligencia y de su propia posibilidad, es una Interfase Productiva en potencia, ya que proporciona de cualidad especifica al proyecto.
La arquitectura y el urbanismo son expresiones de situaciones sociales reales y concretas, y la política es la respuesta a multiplicidades de demandas en función de estas expresiones. Pero la definición de objetivos, tácticas y estrategias, y la opción entre varias propuestas posibles forman parte del posicionamiento político, que contempla nociones culturales, estéticas, técnicas y tecnológicas.
Pensar la ciudad es atender la integración de demandas aisladas a través de procesos de articulación del espacio, el lugar y la geografía.[3] Pensar la ciudad es un modo de construir lo político. Entender las ideas de los hombres y las acciones en que estos participan es fundamental para la construcción de lo urbano, ya que la distinción entre un movimiento y su ideología es irrelevante, lo que importa es la determinación de las secuencias discursivas a través de las cuales un movimiento o una fuerza social lleva a cabo su acción política urbana.[4]
Interfase Productiva no es una idea o un concepto general, mucho menos una metáfora a cerca de un sitio indeterminado o una relación abstracta intermedia de un proceso productivo; Interfase Productiva es la construcción de una teoría metodológica, un engranaje que pone en funcionamiento una práctica a través de una serie de técnicas específicas. Es un medio para la generación de proyectos que introduzcan problemas disciplinares en campos difusos y extraños donde la arquitectura se suprime, pierde consistencia o desaparece. Es una infraestructura al servicio del proyecto, ya que determina elementos diversos, de naturalezas diferentes y los aglomera por medio de organizaciones, más o menos estables, procurando constituir planos de formación ascendentes, que no dejen de funcionar a nivel molecular en otros planos en forma simultánea, pero que a la vez constituyan componentes y aparejos complejos determinados en sus diferentes niveles nomológicos.
Interfase Productiva[5] es el intervalo entre fases sucesivas, este es útil y permite que una producción se supere a sí misma, siendo creativa en la medida que invente mecanismos de actualización para resolver problemáticas cada vez que se presenten. Interfase Productiva se sitúa entre lógicas dinámicas, una es la lógica del derecho, basada en un aparato formal: una objetividad o razón mayor que racionaliza de algún modo el bien común y se establece como norma; otra es la lógica de hecho, que integra comportamientos inevitables y que se impone con la fuerza de lo factual. Interfase Productiva necesariamente se produce dentro de un espacio temporal fluido donde transcurren los hechos relacionando los elementos presentes, asegurando la continuidad de información entre elementos de fases diferentes, permitiendo articulaciones e integraciones entre componentes de un medio fluido heterogéneo.
Tendencias
Interfase Productiva investiga diferentes tipos de agenciamientos a partir del conocimiento de las organizaciones materiales que lo constituyen, haciendo foco no solo en los problemas de ensamblajes humanos y no humanos (cosas) en función de las organizaciones materiales, sino también, en la relación de éstas organizaciones con la condición de espacio urbano/rural caracterizada como intermedias y difusas; se pregunta en términos más amplios, pero a la vez más específicos, como  se construye investigación proyectual a la vez que se proyecta, cuales son los trabajos, procesos y procedimientos que determinan el intervalo entre dos fases sucesivas en la producción de proyectos y como la relación entre fases diferenciadas producen choques y disputan dominios.
Interfase Productiva actúa en escalas diversas y simultáneas evaluando informaciones heterogéneas, concentra el trabajo en casos específicos y concretos, entre estructuras, infraestructuras y cadenas de demandas sociales insatisfechas, muchas veces inscriptas en las organizaciones materiales que la conforman, entendiendo que estas coyunturas se articulan en geografías específicas pero generalizables, en diferentes niveles y escalas. Opera entre medios urbanos y rurales, en escalas pequeñas, intermedias y específicas, a nivel de las estructuras y las infraestructuras productivas que se insertan tanto en el territorio desnaturalizándolo y transformándolo, como en el espacio urbano consolidado, destruyéndolo o desplazándolo, pero entendiendo que, en ese proceso, en esa transformación, particularmente de facto, radica cierta violencia, que, por ingenua, se vuelve destructiva, aunque no carente de inteligencia.
Interfase Productiva, establece condiciones materiales programáticas contingentes, elabora políticas progresivas de acceso a la ciudad de actores/actantes, generando eventualidades operativas y creativas dentro de los sistemas de producción formales y espontáneos locales, problematiza los modos convencionales de inclusión urbana de los sectores marginados por la ciudad contemporánea. Construye procesos proyectuales para alterar el medio en el que se sitúan, reconoce tensiones existentes entre información y materia en tramas, genealogías y sistemas que interactúen entre estratos y categorías diferentes, entre el proyecto de arquitectura, el proyecto urbano y el territorio.
Si la dinámica urbana se articula entre fenómenos materiales, físicos, sociales, culturales y económicos; Interfase Productiva descompone estos fenómenos en relación a la arquitectura y más allá de ella, robustece proyectos que los vinculan determinando elementos en función de requerimientos externos e internos, develando como estos elementos tienen que responder a una gran complejidad de exigencias con sus distintos componentes, como estos requerimientos son determinados  y como se establecen unos componentes y no otros. Interfase Productiva determina un sistema pertinente de trabajo en función de demandas específicas, no necesariamente visibles, pero al mismo tiempo construye otro tipo de demandas generando cambios relevantes en el contexto político, cultural, físico y social.
No se trata meramente de proponer buenas intenciones y operar a través de, y en función de reponer un orden añorado o disipado, una especie de romanticismos por ciertas estructuras del pasado, sino de ir más allá de cualquier orden aceptado, para des-establecer, desterritorializar seria tal vez el termino más apropiado, normas instauradas, naturalizadas y consentidas que muchas veces por comodidad o por inercia no hacen otra cosa que generar penumbras en los sistemas de organización, opacidades en donde también las critica a las buenas intenciones se vuelve conservadora de su propio interés para neutralizar ciertas lógicas contra fácticas de organización que operan en el territorio. En este contexto, Interfase Productiva propone el desarrollo de modelos para la descolonización de territorios esencialmente sub-urbanos, ni rurales, ni urbanos, modelos de organización territorial, infraestructuras arquitectónicas diversas con sus diferentes lógicas organizativas y formas constructivas que buscan con insistencia la recuperación de ciertas capacidades atrofiadas y/o la activación de ciertos estados de potencia, más o menos latente que no han sido desplazados.
En este contexto se pretende construir una teoría metodológica que relacione la práctica proyectual y el concepto de Interfase Productiva a través de diferenciar y ensamblar distintas niveles lógicos y modos de aproximación al problema, tanto organizativos como conceptuales; tanto en los modos operativos de producción y pensamiento como en la descripción de campos específicos concretos, a través de proponer estrategias materiales fundamentalmente sistémicas en función de generen espacios de oportunidad, ya sea a través de develar capacidades no aprovechadas, o construyendo nuevas capacidades a partir de entender, variar y alterar la conformación de los componentes e instrumentos que conforman el sistema. Se trata de establecer diferentes tipos de agenciamientos, multiplicidades que permitan comprender, relacionar, mezclar y actualizar lógicas de producción convencionales, nuevas y espontáneas, en función de demandas, modos y formas de vida en territorios suburbanos contemporáneos en desarrollo.
Interfase Productiva asume que determinadas estructuras, infraestructuras y territorios, contienen en su cuerpo y más allá de sus órganos cierta inteligencia sedimentada en sus capas genealógicas, una especie de memoria pragmática de acumulación material que progresivamente se fue actualizando en función de contingencias concretas, que puede ser exagerada, desplazada hacia nuevos sistemas de organización no necesariamente lineales.
Finalmente Interfase Productiva interpela de manera más específica, como las capacidades materiales encontradas en determinados sistemas y tecnologías locales convencionales (estructuras e infraestructuras) producen agenciamientos y ensamblajes urbanos, es decir desplazamientos de las capacidades originales hacia sistemas más complejos que en su diferenciación determinan espacios urbanos intermedios contingentes, capaces de re-direccionar o no los sistemas actuales provistos por la ciudad; como esos nuevos espacios diferenciados, producto de desplazamientos originados en sistemas anteriores,  constituyen redes urbanas, es decir sistemas mayores de organización que se reconocen por su genealogía material y programática, por los modos de conexión y de organización originados en sus ensamblajes; como se determinan los desplazamientos de las capacidades originadas en los modelos convencionales; como estos informan nuevas capacidades en las estructuras de conexión, derivación y evacuación; y como son afectadas por, y a partir de ciertos patrones de organización inscriptos en su genealogía; cuales son los dispositivos que regulan funcionamientos, velocidades y reposos, en escalas simultaneas intermedias.

Infraestructura, superestructura y territorio

La noción genérica de espacio urbano data desde que hubo asentamientos humanos organizados, intercambios, superestructuras e infraestructuras de todo tipo, las características que con más frecuencia se han considerado para determinar el hecho urbano han sido, fundamentalmente, el tamaño y la densidad, la actividad no agrícola y el modo de vida, así como ciertas características sociales, tales como la heterogeneidad, y el grado de interacción social.
Esta idea, incluso su desarrollo, es demasiado genérica e imprecisa, no construye especificidad en sí misma, ya que la complejidad interdisciplinar que prefigura impide actuar con precisión, por lo tanto, requerimos proceder bajo condiciones que determinen el carácter de lo urbano desde una óptica disciplinar fundada en saberes específicos intrínsecos a las disciplinas en las cuales operamos.
Interfase Productiva investiga sobre una serie de relaciones que fluctúan entre infraestructura y territorio, entendiendo que éstas relaciones producen instrumentos complejos que no solo forman parte del territorio que ocupan, sino que de alguna manera son los detonantes de  la cualidad a la que llamamos urbano, por lo cual presumimos que para que haya urbanidad debe haber infraestructuras que generen las condiciones necesarias para que esto suceda, sin infraestructuras no habrá espacio urbano, con infraestructuras puedo o no haberlo. La infraestructura deviene territorio, es decir construye cualidad urbana, el territorio se vuelve infraestructural, se desterritorializa, es decir que para que haya infraestructuras debe existir una cualidad territorial que en su desplazamiento cristalice una nueva condición que ya no es la territorial.
La noción de espacio urbano que se desea construir, no solo se constituye a través de sus infraestructuras, ya que sería ingenuo pensar que ocupando el territorio con mega estructuras aseguraríamos esta cualidad, sino que para que haya espacio urbano entre muchos otros factores, es necesario que el territorio y todos sus actantes condicionen sus infraestructuras, las singularicen, incluso en su generalidad. El territorio deviene infraestructura y la infraestructura deviene territorial, siendo este pasaje de información el principio de las condiciones cualitativas en la construcción del espacio al que llamamos urbano. Yona Friedman en La arquitectura móvil propone una infraestructura totalizante, aunque presuntamente neutral, donde los habitantes, pensados más como individuos independientes que como colectividades o grupos, puedan formar su ambiente personal siguiendo su voluntad, independientemente de cualquier profesional, arquitecto o urbanista con ansias de regulación o de formalización de ciertos aspectos de las infraestructuras. Aquí aparece una paradoja, la estructura que constituye esta infraestructura es predeterminada tanto como la infraestructura y su condición estratégica, ya que consiste en un entramado tridimensional de varios niveles, los cuales a su vez están elevados sobre la superficie del terreno. Estos entramados están constituidos por barras dispuestas de tal manera que solo es permitido la inserción de volúmenes ortogonales en los huecos situados entre las barras, por lo cual la libertad de apropiación de la que habla Friedman, por lo menos en uno o varios aspectos, no es tal, ya que la única forma de ocupar el espacio está condicionada por una estructura limitante, no más flexible que cualquier trama urbana en cuanto a su capacidad organizativa según su propia normativa.
Interfase productiva concentra esfuerzos en la fabricación de espacio urbano a partir de producir desplazamientos en las organizaciones materiales que los constituyen, trabaja en este caso sobre infraestructuras más o menos convencionales, admitiendo que estás además de su especificidad tiene como potencia la capacidad de generar otras precisiones que no son para las que habían sido creadas, entiende que determinadas infraestructuras, que fueron implantadas como soportes para el desarrollo de algunas actividades humanas y no humanas, que son específicas, que han sido introducidas para resolver problemas concretos, en su resolución individualizada generan otro tipo de problemas que las exceden, volviéndolas despiadadas, inútiles y miopes, no solo respecto de un exterior que las demanda en su restricción, sino también en función de una o varias capacidades ocultas que no han alcanzado a desplegar.
En este contexto, Interfase Productiva construye problemas entre infraestructura y territorio, entre infraestructuras y las estructuras que la constituyen, y entre el territorio y sus componentes. Opera más allá de la ruralidad del territorio o de la capacidad de urbanización de una infraestructura en espacios intermedios no consolidados, fundamentalmente difusos donde la arquitectura no tiene presencia y donde lo urbano se desvanece, o no está lo suficientemente ausente como para no tener que ocuparse de producir ciertos ajustes, entendiendo que estos lugares, comunes en todas las metrópolis y principalmente en las periferias de las grandes ciudades, adquieren ciertas características especiales que los hacen diferentes.
Espacios intermedios indefinidos no dejan de ser espacios globalizados, aunque pueden ser vistos como lugares individualizados, que presentan ciertos caracteres que los diferencian, pero que a la vez los identifican como parte del sistema. En este sentido son territorios globalizados ya que construyen espacios comunes y apáticos, con altos grados de indiferencia respecto de las infraestructuras que no lo condicionan, que simplemente se superponen independientemente de cualquier afecto, generando espacios excluidos, expulsados sin recursos urbanos.
Evidentemente el sistema de organización mundial necesita generar y reproducir este tipo de espacios excluidos, la concentración de recursos no hace otra cosa que beneficiar a pocos y expulsar a muchos. Es en este contexto general donde percibimos y entendemos que determinados tipos de urbanidades no son casuales sino causales del propio sistema de organización, que necesita producir ciertos espacios indiferenciados para sostener ciertos círculos exclusivos.
Interfase Productiva investiga sobre filiaciones supuestas entre estructura, infraestructura, superestructura y territorio, trabaja entre divisiones más o menos tradicionales, como global-regional, abstracto-concreto, público-privado, informal-formal, hecho-derecho, aleatorio-sistemático, heterogéneo-homogéneo, humano-(no)humano, producción-recepción, interpelando ciertas capacidades originales y develando otras ocultas que puedan ser desplazadas de sus propias leyes y convenciones, no se trata de generar novedad por la novedad misma, sino de revelarse contra el medio, alterar al medio en el que se desarrollan mediante una serie de componentes complejos y compuestos, dispositivos más o menos naturalizados,  para construir luego nuevas líneas de urbanidad no contempladas por los sistemas de organización que constituyen nuestros territorios.
Interfase productiva piensa la práctica de la arquitectura y del urbanismo, cómo se insertan una dentro de la otra, como se afectan y se constituyen en forma simultánea, cómo esto construye el territorio, como lo urbano se inserta dentro de lo arquitectónico de la misma manera que el territorio se inscribe dentro de lo urbano y viceversa, y de cómo todo esto reescribe el presente formalizando intereses y afiliaciones mediante un discurso teórico práctico que revele el acontecer disciplinar en un mundo complejo. Se piensa el territorio como oportunidad, como un virtual que se actualiza, y no como condición externa irreversible. El territorio es materia de trabajo a ser transformada, la marca cualitativa deviene el territorio, el territorio es pre-arquitectónico.
El territorio deviene urbano/arquitectura, son todas materias muy complejas, compuestas y extremadamente extrañas, ya que presentan multiplicidades muy diversas, desde formaciones específicas pre-urbanas hasta organizaciones artificiales de hecho y de derecho que constituyen un nuevo estrato en la genealogía del territorio, siendo este último estrato el que adquiere la cualidad más visible de lo urbano.
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[1] Según Lucien Tesnière, creador del concepto, los actantes son los seres o las cosas que, a cualquier título y de cualquier manera que sea, incluso a título de simple figurantes y de la manera más pasiva, participan en los procesos. Según Algirdas Julius Greimas, el actante es quien realiza o el que realiza el acto, independientemente de cualquier otra determinación. https://es.wikipedia.org/wiki/Actante
Según Bruno Latour (Reensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red (2005) Manantial, Buenos Aires) de quien se toma el concepto para este texto, el par sujeto/objeto constituye una dualidad superada, por lo cual podríamos expresar lo mismo diciendo que el mundo es como una red de acciones cuyos nodos, a veces cambiantes, son actores o actantes, esto es, humanos o no humanos, respectivamente. Las traducciones (las transformaciones, los cambios) ocurren cuando esos actores o actantes (que pueden ser seres humanos, organismos o cosas) hacen hacer, esto es, marcan una diferencia. Esto significa que instauran un nuevo curso de acción, ligado a una nueva estabilización en el seno de la red (lo que tradicionalmente se llamaba un hecho o un objeto). Dentro de la red pueden darse numerosas relaciones o conexiones entre humanos y no-humanos, y de unos y otros entre sí. Esas relaciones son asociaciones que dan lugar a colectivos. Lo que se denomina habitualmente sociedad no es más que un conjunto de asociaciones entre humanos y no humanos. En este sentido no se habla de sociedad sino de colectivo, porque la sociedad, según Latour, es algo sobreimpuesto a las asociaciones, como si pudiera hablarse de una estructura previa a las acciones a las que da lugar. Un colectivo, en cambio, es simultáneo a dichas acciones.
[2] Deleuze, Gilles. Parnet, Claire. Dialogos. 1980 PRE-TEXTOS. Segunda Parte, Pag. 61.
[3] Massey, Doreen, Espacio, lugar y género. Articulo.
[4] Laclau, Ernesto (2011.2005), La razón Populista, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
[5] El concepto de interfase tiene su origen en la biología, la química y la física, vinculándose con la idea de interfaz o interface proveniente de la informática. La Interfase celular refiere al intervalo entre dos fases sucesivas, siendo esta fase la más activa del ciclo celular en la cual la célula no se divide y el ADN del núcleo se duplica. Es el período del ciclo celular en el que tiene lugar la síntesis de proteínas y la replicación del material genético. Es el período comprendido entre mitosis. Es la fase más larga del ciclo celular, ocupando casi el 90% del ciclo, trascurre entre dos mitosis y comprende tres etapas. http://es.wikipedia.org/wiki/Ciclo_celular
La Interfase en química sucede en la superficie entre dos fases diferentes en una mezcla heterogénea. La mayoría de los procesos físico químicos naturales y artificiales ocurren en sistemas heterogéneos en donde las diferentes fases que las componen están separadas por una interfase, definida como la región del sistema material cuyas propiedades fisicoquímicas se modifican. Las interfases pueden definirse según el tipo de estado de agregación de las fases que separa, por ejemplo: gas (vapor) y líquido – Interfase: líquido gas; sólido y solido – Interfase: sólido gas; etc.
http://faa.unse.edu.ar/apuntes/fcoqca/Un7FQ1.pdf
En informática se utiliza para nombrar a la conexión física y funcional entre dos sistemas o dispositivos de cualquier tipo dando una comunicación entre distintos niveles. La palabra interfaz se utiliza en distintos contextos: Interfaz como instrumento: desde esta perspectiva, la interfaz es una "prótesis" o "extensión" de nuestro cuerpo. El ratón es un instrumento que extiende las funciones de nuestra mano y las lleva a la pantalla bajo forma del cursor. Así, por ejemplo, la pantalla de una computadora es una interfaz entre el usuario y el disco duro de la misma. Interfaz como superficie: algunos consideran que la interfaz nos trasmite instrucciones que nos informan sobre su uso. La superficie de un objeto (real o virtual), nos habla por medio de sus formas, texturas, colores, etc. Interfaz como espacio: desde esta perspectiva, la interfaz es el lugar de la interacción, el espacio donde se desarrollan los intercambios y sus manualidades. Carlos Scolari, Hacer clic. Hacia una sociosemiótica de las interacciones digitales.
http://es.wikipedia.org/wiki/Interfaz