La cuestión de qué tipo
de ciudad queremos no puede estar divorciada de la que plantea qué tipo de
lazos sociales, de relaciones con la naturaleza, de estilos de vida, de
tecnologías y de valores estéticos deseamos. El derecho a la ciudad es mucho
más que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos: se trata del
derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad. Es, además, un
derecho común antes que individual, ya que esta transformación depende
inevitablemente del ejercicio de un poder colectivo para remodelar los procesos
de urbanización.[1]
1. Generalidades
En
las ciudades latinoamericanas contemporáneas observamos diferentes contextos de
fragmentación social, déficit
habitacional y de infraestructura urbana que constituyen el principal
problema sobre los cuales intensificar tanto la actividad académica como la
práctica de la arquitectura y el urbanismo. En ese sentido nos interesa
trabajar sobre la posibilidad de realizar estrategias materiales urbanas
tendientes a generar nuevas relaciones espaciales y sociales entre las
diferentes lógicas de crecimiento y consolidación de estos contextos
maximizando y derivando sus cualidades.
El
espacio urbano presenta tramas y vínculos complejos entre sus habitantes,
conformados por negociaciones, especulaciones e intercambios explícitos a
través de normas y documentos, leyes, planificaciones y regulaciones que operan
en forma simultánea, paralela, complementaria o encontrada; con usos,
costumbres, apropiaciones, organizaciones espontáneas y múltiples demandas.
Según la capacidad de adaptación, flexibilidad, negociación de estas
organizaciones y de la necesidad de vínculo surgen distintos grados de
conflicto. Estos encuentros son parte fundamental en el desarrollo de una
ciudad, son producto de una imaginación social y potencia en su mecánica la
particularidad de la misma. También surgen en este continuo intercambio,
necesidades individuales, comunes y colectivas, incompatibilidades momentáneas
o permanentes que devienen en incapacidad de integración o convivencia,
produciendo conflictos improductivos de injusticia social, enquistados en las
formas presentes a través de crecientes procesos de exclusión y gentrificación,
producto del predominio de políticas que priorizaron la privatización del espacio
público, el control de la propiedad del suelo y el dominio de sus precios
siempre en alza en función de un negocio de especulación inmobiliaria,
generando dificultades, tanto de las políticas públicas urbanas y de vivienda
social, como de los procesos de ocupación del suelo, de la autoconstrucción de
viviendas, del trabajo en la calle, la informalidad y la producción por parte
de los sectores más pobres de la sociedad.
La
ciudad latinoamericana se encuentra en estado de expansión, dispersión y concentración
tendiendo a la densificación de fragmentos en todo el territorio, conformando
áreas complejas e identificables, separadas y conectadas, a veces con límites
precisos en zonas determinadas;
avenidas, autopistas, ríos, murallas y
vacíos, producto de la disminución de la densidad de construcción y de la
carencia de infraestructura urbana, conforman líneas duras de corte espacial,
cultural, social, económico y político, siendo la periferia y los intersticios
espacios fluctuantes, tejidos dispersos donde los usos se mezclan y donde se
especula con el límite físico de la ciudad.
El
continuo crecimiento de estos territorios hacia dentro y hacia fuera, a veces
concéntricos, otras aleatorios y particularmente lineales, tienden a producir
interfases improductivas engendrando conflictos e incompatibilidades producto
de la falta de proyectos arquitectónicos de integración urbana y justicia
espacial, que intencionadamente juegan a favor un sector de la sociedad
cooptado por una ética neoliberal de un intenso individualismo posesivo y su
correspondiente retirada política de las formas de acción colectiva
convirtiéndose en el modelo de la sociabilización humana actual, y así evitando
cualquier opción de homogenización de derechos urbanos.[2]
La
fuerza de crecimiento es visible y es fruto de una demanda general de nuevos
derechos no satisfechos por las estructuras de poder previstas por la ciudad
capitalista. Campos con desidia por parte de los poderes económicos
establecidos tienden a consolidarse en algunos casos pronunciando las
diferencias sociales sobre todas las cosas de manera notable. Dentro de las
ciudades, como remolinos surgen arquitecturas o formas de hacer ciudad no
previstas por el sistema, lo cual plantea un problema de incompatibilidad entre
infraestructuras insuficientes, profesionales desinteresados y prejuicios
sociales existentes frente a nuevos actores sociales que demandan ser
integrados por el sistema. La materia actual se presenta con patrones de
organización similares, aunque con cualidades espaciales y materiales muy
diferentes, que delimitan desigualdades sociales, distritos políticos y
económicos; constituyendo cada intersticio, cada interfase un espacio capaz de
ser consolidado por materias muy diversas, como políticas y acciones colectivas
aun insuficientes.
Las
integraciones de intereses de sociedades heterogéneas dependen, en muchos
casos, del estudio de las necesidades y los comportamientos de todos los
actores componentes, y de la derivación conjunta de esa red de vínculos. Sin
una absorción real de demandas, sin una construcción de un sujeto colectivo, no
podemos pensar la integración de las articulaciones a establecer. Según Ernesto
Laclau si una demanda no tiene respuesta, pero además se advierte que hay otras
demandas que tampoco tienen respuestas, nos encontramos ante una cadena de
equivalencias, una especie de situación pre-populista. Todas las demandas se
expresan frente al poder, por lo tanto deberían cristalizarse alrededor de
ciertos símbolos que las unifique y las interpele como totalidad.[3]
Pensar
la ciudad es atender la integración de demandas aisladas a través de procesos
de articulación del espacio, el lugar y la geografía.[4]
Pensar la ciudad es un modo de construir lo político. Entender las ideas de los
hombres y las acciones en que estos participan es fundamental para la
construcción de lo urbano, ya que la distinción entre un movimiento y su
ideología es irrelevante, lo que importa es la determinación de las secuencias
discursivas a través de las cuales un movimiento o una fuerza social lleva a
cabo su acción política urbana.[5]
2. Especificidades
Llamamos
Interfase Productiva al intervalo entre dos fases sucesivas, esta es fructífera
y permite que la producción se supere a sí misma, siendo creativa en la medida
que invente mecanismos de actualización para resolver problemáticas cada vez
que se presenten. La Interfase Productiva se sitúa siempre entre dos lógicas
dinámicas dentro de un espacio temporal fluido donde transcurren los hechos, se
disponen en relación diferentes informaciones, abstractas y concretas.[6]
Para
que una producción evolucione, se desarrolle, es necesario someterla a algún
tipo de operación, a una capacidad de operar en la cual se transforme en
sucesivas capas cada vez más consistentes que contengan relaciones simples y
complejas entre los elementos dispuestos. Podemos distinguir en este punto
operaciones que serán cohesivas y darán consistencia a la producción y otras
dispersivas que tenderán a quitarle consistencia.[7]
El
conocimiento disciplinar específico, traído en el momento de trabajo como
información a considerar, es una herramienta de distinción no menos relevante
que otras incumbencias pero de diferente naturaleza. Si ese mismo conocimiento
es puesto a priori como un saber antes que la cosa, esa posible herramienta se
transforma en dispersiva y anula toda posibilidad de desarrollo del proceso
transformándolo en convergente, y es dificultoso que se supere.[8]
La
Interfase Productiva refiere al periodo comprendido entre estados aparentemente
fijos o inmóviles, la cual asegura la continuidad de información entre
elementos de fases diferentes, permitiendo articulaciones e integraciones entre
componentes de un medio fluido heterogéneo.
3. Territorialidades
La
determinación del área de trabajo tiene la intensión de poner en evidencia la
Interfase Productiva en umbrales de transición más extensos, muchas veces
olvidados y en estado de abandono, a través del desarrollo de proyectos
materiales concretos que impliquen cambios sociales, económicos, culturales, estructurales
y espaciales. A diferencia de los barrios populares o de las “clásicas” villas
de emergencia metropolitanas donde el límite de las diferencias con la ciudad
formal y consolidada es abrupto y conciso; a lo largo de las arterias de
conexión con la ciudad, originalmente consolidadas por las redes ferroviarias,
en este caso la conexión centro-sur Ex Avenida Pavón y Ferrocarril General Roca
(FCGR) se puede percibir distintos tipos de variaciones de la topografía,
referidos a problemas de densidad y cualidad urbanas, insuficiencias de
infraestructuras y servicios, capacidades económicas y productivas desiguales,
entre otras carencias como falta de planificación y presencia estatal, las
cuales disminuyen y aumentan gradualmente en forma de rulos, tanto en la
dirección principal de la organización producto de la red ferroviaria y las
principales arterias de conexión con la ciudad como en sus transversales
locales de conexión entre zonas céntricas y consolidadas con barrios informales
periféricos.
La
Interfase Productiva se refiere a una o varias secciones territoriales
especificas como consecuencias de cadenas de demandas sociales insatisfechas
inscriptas en las organizaciones materiales que la conforman; a la posibilidad
operatoria creativa dentro de los sistemas de producción formales y espontáneos
locales, y a la relación de estas con las metodologías proyectuales propuestas.
Entendemos
que el aporte original planteado por el trabajo está dado por el abordaje de
las problemáticas de inclusión urbana de los sectores marginados por la ciudad
contemporánea capitalista, proponiendo a partir del concepto de Interfase
Productiva la necesidad de crear condiciones materiales que permitan el acceso
a la ciudad en igualdad de condiciones.
4. Objetivos
Es
objeto genérico del trabajo de este cuatrimestre detectar situaciones urbanas
especificas reconocibles como parte de un sistema potencialmente productivo que
permita mayor grado de integración e inclusión de todos los actores sociales
que lo constituyen a través de desarrollar lógicas materiales consistentes y
concretas, teniendo especial interés la relación entre público y privado como
factor determinante de las articulaciones a establecer entre los agenciamientos
colectivos y los diferentes elementos intervinientes.
Se
trata de establecer diferentes tipos de agenciamientos, multiplicidades que
permitan comprender, relacionar, mezclar y actualizar lógicas de producción
convencionales, nuevas y espontáneas en función de demandas concretas, modos y
formas de vida en centros urbanos contemporáneos desarrollados.
Se
investigaran los problemas y las relaciones que existen entre la planificación
formal de la ciudad, y las organizaciones informales y espontáneas, entendidas
como demandas no satisfechas por las estructuras formales precedentes, que
constituyen la misma utilizando el espacio público y privado como centro de su
accionar, para trabajar, luego, en la integración de los diferentes estratos
que la establezcan.
El
trabajo se especializara en, y entre los sistemas y su exterior. Se tratara de
entender, detallar y producir: como están compuestos estos sistemas, que
elementos tienen, como son sus periferias, sus puntos de contacto, sus
extremidades, sus puntos de inflexión, que mecanismos engendran y cuáles son sus
multiplicidades dentro de las interfases pertinentes en que se desarrollen.
Dado
que la construcción y la evolución de la ciudad, en este caso la Línea
metropolitana de conexión Centro-Sur Ex Avenida Pavón y Ferrocarril General
Roca – Conexión Plaza Constitución –
Avellaneda – Lanús – Lomas de Zamora – Adrogué – Glew – San Vicente, se
producen desde el sutil y violento intercambio de intereses y necesidades de
todos sus actores, que la ciudad es una compleja red de regulaciones, modos,
usos y costumbres, en donde conviven, en distinto grado de conflicto, la
planificación publica, los interés comerciales privados y las organizaciones de
hecho, y que en muchos centros urbanos la hiperdensidad de uso del espacio
público y privado provocan conflictos culturales, sociales, económicos y
políticos, es objeto de este trabajo, también,
estudiar estructuras evolutivas planificadas, informales y locales, como
diferentes asentamientos humanos, espacios bacantes, infraestructuras
obsoletas, estructuras potencialmente disponibles, desarrollos y proyectos
económicos privados y públicos que se caractericen como Interfase Productiva,
para explotar la utilidad específica de las mecánicas encontradas en relación a
una nueva planificación formal distributiva que permita una regulación
equivalente entre lógicas de hecho y derecho, en función de un nuevo sistema de
relaciones que evite los procesos de gentrificación y exclusión social
generados por la ciudad capitalista.
5. Hipótesis
Del
planteo de las inquietudes y posicionamientos anteriores se desprenden las
siguientes hipótesis de este trabajo:
Que
a través de cierta distribución, intensificación, densificación, cualificación
y complejización de intersticios y fisuras encontrados, y reconocidos en el
campo de trabajo como Interfases Productivas es posible constituir hegemonías en virtud de cualidades
materiales y espaciales para una sociedad que demanda por un lado; acceso a
ciertos bienes y servicios, y por otro; intenta aislarse en pos de su propio
beneficio generando exclusión y desigualdad urbana; siendo esta diferencia visible en múltiples
escalas de manera simultánea; a nivel de la ciudad, entre la ciudad y sus
periferias; a nivel de los barrios, entre barrios consolidados y barrios nuevos
precarios e informales; a nivel de las cuadras y manzanas que constituyen la
trama de los barrios, entre construcciones nuevas y construcciones en estado de
abandono o precarias; y a nivel de los elementos e infraestructuras disponibles
para cada uno de los casos.
Que
la materia dispuesta lleva inscripta en su organización los modos y costumbres
de una cultura y que ahí reside su capacidad de actuación y su potencia.
Que
todas las sociedades producen su espacio, y por lo tanto la diferencia estaría
en el cómo las formas en que cada sociedad a través del tiempo ha producido su
propio espacio asumiendo que cada sociedad se caracteriza y se define por su
modo de producción.
Que
el trabajo en escalas simultaneas permite generar algún tipo de regulación
entre las escalas y el encuentro con las informaciones implicadas, teniendo en
cuenta que en todos los modos de organización material existen todas las
escalas funcionando sincrónicamente, tanto en una red como en un corpúsculo
podríamos indicar micros y macros organizaciones, para lo cual intentaremos diseccionar
progresivamente la relación del trabajo entre las escalas y los mecanismos,
esto nos permitirá una mayor regulación y entendimiento de la Interfase
Productiva como modo de operar.
Que
los fenómenos de exclusión y segregación que actualmente afectan a la ciudad y
a sus habitantes hallarán una posible vía de reversión a partir de la
emergencia de diversas instancias de integración urbana tendientes a
incrementar las redes de comunicación y transporte para mejorar el acceso y el derecho
a la ciudad de todos los habitantes.
[3] Laclau, Ernesto (2011.2005),
La razón Populista, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
[5] Laclau, Ernesto (2011.2005),
La razón Populista, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
[6] Integraciones Heterogéneas. Investigación proyectual en áreas
centrales superpobladas de la ciudad, sobre la relación entre planificación
formal y organizaciones espontáneas informales, para compatibilizar lógicas
heterogéneas en integración y convivencia. Roberto Bogani, Sergio Forster y
Gastón Gallardo. 2006 - 2008.
http://cargocollective.com/integracionesheterogeneas
[7] Integraciones Heterogéneas.
[8] Integraciones Heterogéneas. Investigación proyectual en áreas
centrales superpobladas de la ciudad, sobre la relación entre planificación
formal y organizaciones espontáneas informales, para compatibilizar lógicas
heterogéneas en integración y convivencia. Roberto Bogani, Sergio Forster y
Gastón Gallardo. 2006 - 2008.
http://cargocollective.com/integracionesheterogeneas