2013 ORGANIZACIÓN MATERIAL DE EQUIVALENCIAS - La Función Social De La Propiedad Y El Derecho A La Ciudad

INTRODUCCIÓN

Considerando que el campo de conocimiento fundamental del arquitecto se centra en la capacidad de pensar, reflexionar, proyectar, y especular sobre la disposición y organización de la materia, y que esta organización tiene que responder a una gran complejidad de requerimientos, más o menos directos tales como, habitabilidad, secuencia funcional, relación con el contexto físico, social y cultural, resolución programática, solución técnica, economía constructiva, orientación, utilización de la luz o manejo espacial con sus distintos componentes: escala, proporción, distancia, peso, materia, textura, ritmos o color, es de fundamental importancia comprender que la relación entre estos componentes, las formas en que interactúan son lo que constituye el proyecto. Podemos decir a su vez que a estas relaciones y correspondencias, les pedimos coherencia resolutiva, consistencia en su totalidad y compromiso con el medio en el que se desarrollan.

La velocidad de los cambios que se producen en la actualidad son tales que un productor o un pensador -en cualquier disciplina- siempre está operando en una reducción. El grado de conciencia de la reducción en que se encuentra es parte fundamental del capital utilizable para la actualización que desarrolla y para poder transformarla de acuerdo con los parámetros móviles que se presentan en el propio tiempo productivo e histórico.

En los próximos años los cambios de la vida cotidiana van a ser tales que para poder operar en ese nuevo contexto permanentemente en cambio tendremos que poder discernir y calificar información, saber manejar diferentes tipos lógicos y niveles de conocimiento, poner en relación estructuras formales y producir lecturas alternativas.

PLANTEO DE PROBLEMAS

La propiedad privada tiene una función social y, en consecuencia, estará sometida a las obligaciones que establezca la ley con fines de bien común. Incumbe al Estado fiscalizar la distribución y la utilización del campo o intervenir con el objeto de desarrollar e incrementar su rendimiento en interés de la comunidad, y procurar a cada labriego o familia labriega la posibilidad de convertirse en propietario de la tierra que cultiva. La expropiación por causa de utilidad pública o interés general debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Constitución Nacional de 1949. La función social de la propiedad, el capital y la actividad económica. Art. 38 – Arturo Sampay.

Las ciudades contienen redes de relaciones complejas entre sus habitantes, conformadas por negociaciones, acuerdos e intercambios explícitos a través de las normas, documentos y leyes que conforman la planificación formal. También operan en forma simultánea, paralela, complementaria o encontrada, los usos, costumbres, apropiaciones y las organizaciones espontáneas de sus habitantes que no han sido absorbidas por ninguna regulación formal, pero que contienen ciertas lógicas y coherencias en su accionar particular. Según la capacidad de adaptación, flexibilidad, negociación de estas organizaciones y de la necesidad de vínculo surgen distintos grados de conflicto. Estos encuentros son parte fundamental en el desarrollo de una ciudad y potencia en su mecánica la particularidad de la misma. También surgen en esta mezcla de caracteres, necesidades individuales y colectivas, incompatibilidades momentáneas o permanentes que devienen en incapacidad de integración o convivencia,  produciendo conflictos improductivos de injusticia social, enquistados en las formas presentes.

La cuestión de qué tipo de ciudad queremos no puede estar divorciada de la que plantea qué tipo de lazos sociales, de relaciones con la naturaleza, de estilos de vida, de tecnologías y de valores estéticos deseamos. El derecho a la ciudad es mucho más que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos: se trata del derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad. Es, además, un derecho común antes que individual, ya que esta transformación depende inevitablemente del ejercicio de un poder colectivo para remodelar los procesos de urbanización. El derecho a la ciudad – David Harvey.

Según Ernesto Laclau sin la absorción real de demandas y construcción de sujetos colectivos nuevos en un sentido positivo, es impensable una integración de las articulaciones a establecer. Si una demanda no tiene respuesta, pero además se advierte que otras demandas tampoco tienen respuesta, nos encontramos con una cadena de equivalencias, situación pre-populista. Todas se expresan frente al poder. Todas las demandas se deberían cristalizar alrededor de ciertos símbolos que las unifique y las interpele como totalidad.

Las integraciones de intereses dependen, en muchos casos, del estudio de las demandas, los comportamientos de todos los actores componentes y de la capacidad de derivación conjunta de esa red de vínculos.

El espacio urbano es el medio, no sólo como espacio físico concreto, sino además como medio abstracto a través del cual se fortalecen y construyen las conexiones, intercambios y dominios. Es en este medio sobre el que habrá que operar y al que habrá también que someter a transformaciones de forma, contenido y relación con las distintas actividades del espacio urbano en función de resolver demandas cada vez mas complejas.

El urbanismo además es la relación entre ciudad, instituciones, cosas y usuarios, el cual es validado por acuerdos sociales que permiten conexiones heterogéneas entre elementos de diferente naturaleza. En el espacio urbano se relacionan nociones más amplias que la de estructura, sistema, forma, proceso, etc., se engendran componentes híbridos, también de orden biológico, social, maquinico, gnoseológico, cultural, etc. El espacio urbano es una multiplicidad que comporta muchos géneros heterogéneos y que establece uniones, relaciones entre ellos, a través de edades, de incompatibilidades y de regímenes complejos.

Durante las tres últimas décadas del siglo XX el desarrollo urbano capitalista en las ciudades del mundo desarrollado ha experimentado un creciente proceso de transformación en determinados sectores de sus áreas centrales provocando su revitalización funcional y el cambio en la composición social de sus habitantes. Esa transformación ha afectado, en gran medida, a los barrios populares y de clases medias trabajadoras de las antiguas formaciones mediante intervenciones dirigidas tanto a la rehabilitación como a la construcción de nuevos edificios, producto principalmente de procesos financieros que en algunos casos respaldados por el estado justifican el traslado de la población bajo el titulo de ambientalistas o progresistas, para luego en esos mismos territorios realizar grandes emprendimientos inmobiliarios, percibiendo altas tasas de retorno en función de negocios privados carentes de sensibilidad y compromiso social alguno.

Este tipo de re-configuración urbana produce exclusión de clase, ya que siempre los sectores vulnerables y desprotegidos son los más desfavorecidos. Para llevar adelante estos procesos los actores dominantes utilizan generalmente la violencia, salvaguardándose en el amparo de la ley, el respeto a las instituciones y el derecho al libre mercado. Existen diversos movimientos sociales que defienden los derechos al acceso de la tierra y la vivienda, pero no son lo suficientemente fuertes como para imponer la solución.

Para abordar una solución a este problema es primordial redefinir los alcances del estado en la utilización del excedente del capital y la regulación del mercado de tierra junto a las especulaciones inmobiliarias en pos de una urbanización más justa y democrática.

Las operatorias unidimensionales, propuestas hasta el presente, que se han utilizado para resolver el problema de la exclusión urbana se han mostrado acotadas e insuficientes. Los programas de desarrollo de vivienda, la producción, el desarrollo de infraestructura urbana, las propuestas de accesibilidad, el compromiso con el medio ambiente, etc., tenidos en cuenta como enunciados aislados no han sido capaces de resolver la compleja diversidad de la inclusión espacial, si no que han tenido el efecto adverso priorizando el acceso a la ciudad a una determinada elite social.

CONSIDERACIONES GENERALES

Es ineludible reconfigurar la disciplina  desde una destreza arquitectónica basada en necesidades más que en clientes, promoviendo prácticas en función de un activismo urbano más involucrado con demandas concretas colectivas y menos con la producción de servicios para un mercado en crisis.

Promover una nueva conciencia urbana implica habitar nuestra capacidad colectiva para lograr que resurjan sistemas de valores que se sustraigan del laminado moral, psicológico y social a la que se entrega la valorización capitalista, centrada únicamente en el provecho económico.

Trabajar entre organizaciones planificadas y no planificadas, no solo desde una lógica disciplinar, sino también desde un conocimiento basado en la experiencia vivida.

Repensar el espacio, repensar el lugar, repensar la geografía a la luz de las relaciones sociales, de género y de producción, desarmando los significados simbólicos de lugar y espacio con relación al género y al sistema preestablecido. El género va articulando las formas de construcción del espacio, prestando particular atención a la distinción occidental que se hace entre lo público y lo privado, y las repercusiones que ha tenido en la idea de lo que ha sido el hombre y la mujer a lo largo de la historia. Entender el espacio urbano no sólo en términos de relaciones sociales, sino, además, en términos de relaciones de género.

ORGANIZACIÓN MATERIAL

Una cosa es la complicación gradual de una forma que se inserta cada vez mejor en el molde de las condiciones exteriores, y otra es la estructura cada vez mas compleja de un instrumento que cada vez saca mayor provecho de esas condiciones. En el primer caso la materia se limita a recibir una huella , mas en el segundo reacciona activamente, resuelve un problema. La evolución creadora, Henri Bergson.

Una forma se construye con algunos juicios a priori, con bastantes prejuicios y con mucho trabajo. Lo interesante no es la forma si no el trabajo y las fuerzas que se ejercen en la producción y en su consolidación. En general se persigue la forma como conclusión, el producto pone en valor la producción más que el desarrollo temporal por lo cual dicha producción es más o menos consistente. Prevalece una necesidad inmanente de conseguir el hecho consumado, a veces traducido en términos de ansiedad o de insatisfacción, más que la posibilidad de atravesar la experiencia antes de consolidar el hecho.

Una forma no es simplemente el resultado de una serie de acciones o fuerzas que se ejercen sobre las materias puestas en juego, además es la condición que impone el contexto y que determina que fuerzas son pertinentes y en qué circunstancias son y deben ser accionadas. Podemos pensar la forma como una capacidad sensible de ser afectada por intervenciones internas, genealogía de sus componentes en funcionamiento; externas,  condiciones contextuales de naturalezas diferentes; anexionadas, demandas o cadenas de equivalencias e intermediarias, articulaciones, integraciones y agenciamientos.

Aunque la forma se vuelva abstracta y se retroalimente impetuosamente según sus propios componentes, no deja de ser indiferente a un contexto que se modifica tanto como el objeto que está siendo transformado. El grado de presencia del contexto es determinante en el desarrollo de la potencia de su organización interna, en tanto que las variables que modifican y constituyen dicha genealogía son afectadas por los grados de presencia de otras variables externas que pueden actuar de diferentes maneras, ya sea como atributo o como actualización. Como atributo se presenta y se condensa particularmente en un medio anexionado estableciendo pautas y sentidos precisos, y como actualización se produce, sobre todo, en un medio intermediario a través de acciones concretas que son informadas por demandas externas. En todos los casos la materia reacciona, no como efecto de una o varias causas, si no como una serie de efectos que producen resonancias diversas, a veces inesperadas.


Organización y regulación en cada uno de los niveles de la producción que funcionen como integración y articulación. Organización de los elementos y componentes, organización de las percepciones y acciones y organización de las peticiones y reclamos. La organización permite que las relaciones funcionen potenciando su capacidad distributiva independientemente de una organización preestablecida que tiende a ser conservadora, sin necesidad de interpelar la actualidad de las demandas.