Las intraestructuras son sistemas materiales singulares que pueden actualizar sus relaciones constitutivas sin perder su identidad, adaptándose a las necesidades y formas del entorno. A diferencia de las infraestructuras tradicionales, las intraestructuras se caracterizan por la autonomía de sus elementos al activarse y por generar sensibilidad material, inteligencia y capacidad operativa mediante retroalimentación con su entorno. Su capacidad de diferenciación se basa en la proliferación como mecanismo de crecimiento, permitiéndoles desarrollar niveles de sensibilidad e inteligencia al actualizarse a través de las iteraciones internas de sus variaciones.
Investigación Interferencias
Metaciudades Humedales. Variaciones
Técnica: Midjourney - IA
Alumnos: Sofía Casado, Michelle Falicoff, Matías Axel Montiel Nyberg, Camila Vega
Técnica
Teoría de la Arquitectura reflexiona, a través del proyecto, sobre cómo la técnica no solo permite la construcción del mismo, sino también cómo, fundamentalmente, problematiza dicha construcción al generar consistencia entre los elementos componentes. En este contexto, el taller despliega diferentes líneas de investigación que se vinculan con el proyecto de arquitectura mediante técnicas específicas desarrolladas por la misma investigación al producirse en un contexto de condiciones móviles y flexibles que llamaremos interfase productiva. De esta manera, cada línea de investigación mantiene cierta autonomía al enfocarse en problemáticas diversas que, al mismo tiempo, forman parte de un ensamblaje complejo que pone a prueba una infraestructura metodológica que integra teoría y práctica en una multiplicidad singular.
La etimología de la palabra técnica se remonta a la antigua Grecia, donde el término "téchnē" estaba estrechamente relacionado con el arte y la habilidad manual, asociándose con la idea de conocimiento práctico y habilidad en la realización de actividades como la artesanía, la medicina y la música. Durante la Edad Media, el concepto de técnica estuvo influenciado por la filosofía cristiana y la idea de que el trabajo manual era una forma de servicio a Dios. Por lo tanto, las artes mecánicas y manuales se consideraban inferiores a las artes liberales, que se centraban en el estudio de la filosofía, la gramática, la retórica, la música, la aritmética, la geometría y la astronomía. Con el Renacimiento, hubo un resurgimiento del interés por la técnica y el conocimiento práctico, enfatizando la importancia de la observación y la experimentación en la adquisición de conocimiento técnico. La Revolución Industrial marcó un cambio radical en la concepción de la técnica. La mecanización y la industrialización transformaron la producción y la economía, dando lugar a un enfoque más científico y sistemático de la técnica. Surgieron nuevas disciplinas como la ingeniería y la tecnología, que se basaban en principios científicos para diseñar y construir máquinas y estructuras. En el siglo XX, con el desarrollo de la tecnología y la informática, el concepto de técnica se amplió para incluir no solo la habilidad manual, sino también el conocimiento científico y la aplicación de la tecnología en diversos campos. La técnica se convirtió en un elemento fundamental en la sociedad moderna, influyendo en áreas como la medicina, la comunicación, la arquitectura, la ingeniería y la ciencia en general.
En la actualidad, la técnica se puede definir como el conjunto de métodos, procedimientos y herramientas, prácticas y teóricas, que se utilizan para realizar una tarea o alcanzar un propósito específico, aprovechando nuevos avances como la inteligencia artificial, el aprendizaje profundo y las redes neuronales; la biología y la genética, que han permitido la corrección de genes defectuosos y la creación de organismos genéticamente modificados con aplicaciones en agricultura y salud; la física cuántica, que ha llevado a la creación de computadoras cuánticas y tecnologías cuánticas avanzadas que tienen el potencial de transformar la informática y la criptografía; la neurociencia, donde nuevas técnicas de imagen cerebral y herramientas de análisis han mejorado nuestra comprensión del cerebro y el sistema nervioso, lo que conduce a avances en el tratamiento de enfermedades neurológicas y en la mejora de la interfaz cerebro-ordenador; la teoría del caos y los sistemas complejos, que ayudan a comprender mejor los sistemas dinámicos y su comportamiento impredecible; la sostenibilidad y el cambio climático a través de la investigación en energías renovables, tecnologías limpias y prácticas sostenibles, y la filosofía y la ética de la tecnología, donde se cuestiona el uso de la inteligencia artificial, la privacidad en línea o la manipulación genética.
En consecuencia, el problema de la técnica no se limita a la habilidad manual o a la aplicación de conocimientos prácticos, sino que también abarca el uso de la tecnología y la ciencia avanzada para resolver problemas y mejorar la eficiencia en diversos campos, como la medicina, la ingeniería, la comunicación, la computación, la arquitectura, el arte y el urbanismo, entre otros. En este sentido, la técnica se ha convertido en una parte fundamental de la sociedad contemporánea, impulsando el progreso y la innovación en todas las áreas de la vida humana.
Según Richard Sennett (2008), la habilidad manual y la destreza en la realización de tareas concretas son dominios de una técnica que requiere tiempo, práctica y dedicación, los cuales influyen en la construcción de identidad y en la relación entre las personas y su entorno. Por lo tanto, la técnica es una forma de conocimiento y habilidad que no solo es útil en la realización de tareas prácticas, sino que también influye en nuestra forma de pensar y de relacionarnos con el mundo.
Basándonos en Deleuze (1968), podemos agregar que la técnica no se limita a un conjunto de métodos o procedimientos para lograr un fin práctico, sino que implica una forma de pensamiento y creación que va más allá de lo puramente utilitario. En su visión, la técnica está intrínsecamente ligada a la creatividad y la experimentación, y puede manifestarse en diversas formas, desde las artes y la literatura hasta la ciencia y la filosofía.
En este contexto, la relación entre técnica y poder adquiere una dimensión particularmente interesante, ya que las formas tradicionales de poder a menudo buscan controlar y limitar la creatividad y la diversidad de las técnicas en aras de la uniformidad y la eficiencia. La técnica, entonces, no es simplemente un conjunto de métodos o procedimientos, sino una forma de pensamiento y creación que desafía las estructuras establecidas y abre nuevas posibilidades de experiencia y conocimiento. El poder se manifiesta en la forma en que se utilizan las técnicas para controlar y dirigir la creatividad y la diversidad.
Por otro lado, Foucault aborda la noción poder en términos de relaciones que atraviesan todas las estructuras sociales y que se manifiestan en prácticas específicas. En este sentido, las formas tradicionales de poder buscan controlar y limitar las técnicas como parte de un proceso más amplio de normalización y regulación de la sociedad. Foucault argumenta que el poder no es algo que se posea, sino una red de relaciones que se ejerce en todas las interacciones sociales, incluyendo la forma en que se utilizan las técnicas para controlar y dirigir el comportamiento humano.
Desde estas perspectivas, la relación entre técnica y poder se convierte en un campo de lucha y resistencia, donde las formas establecidas de poder buscan controlar y dirigir las técnicas para mantener su dominio, mientras que las prácticas de resistencia buscan utilizar las técnicas de manera creativa y diversa para desafiar y subvertir esas formas de poder. En última instancia, la técnica es mucho más que un conjunto de herramientas o métodos; es una forma de pensar, crear, resistir y desafiar a las estructuras establecidas para abrir nuevas posibilidades de experiencia y conocimiento.
Finalmente, se puede afirmar que la noción de técnica en el contexto de las intraestructuras construye la forma en que se genera un proyecto, cuestionando dicha construcción al establecer coherencia y consistencia entre los elementos componentes. En este sentido, el taller desarrolla diversas líneas de investigación que se relacionan con el proyecto arquitectónico mediante técnicas específicas generadas por la investigación misma, en un contexto de condiciones móviles y flexibles denominado interfase productiva. Cada línea de investigación se desarrolla de manera autónoma al explorar diferentes problemáticas que, al mismo tiempo, forman parte de un ensamblaje complejo que desafía una infraestructura metodológica que integra teoría y práctica en una multiplicidad singular.